Más grande de lo que puedas imaginar
Simón, mi sobrino de 4 años, preguntó: “¿Dios da abrazos?”. Sí, dijo su madre. Simon preguntó: "¿Tenemos que esperar en la fila?" Su madre le aseguró que nosotros no, que Dios nos puede abrazar a todos al mismo tiempo. Entonces Simón preguntó: "¿Qué tan grandes son los brazos de Dios?"